Universo.

¡Qué tan lejos quedas!

¿Qué tan lejos?

Mis ojos son ciegos ante tu eterna vastedad!

Mis ojos no te alcanzan en la oscura soberbia!

Una noche sin luna sólo me permite momentos en intimidad,

¡Contigo, intimidante infinito!

¡Tus estrellas son hoyitos mi amigo! 

Hoyitos por los que nos miran aquellos de allá arriba,

Aquellos que detrás de tu absoluta capa de alquitrán,

Se burlan de nosotros y apuestan!

He tratado de alzarme; 
He tratado de levantarme, de elevarme,

Para ser menos minúsculo bajo tu manto de orgullo,

¡Oh, divina potestad de lo sublime!

¡Excelso arquitecto Universo!

Tú, majestuoso y oscuro señor,

Que danzas abrazado de la cintura

Como en un tango celestial,

Aferrado al cinto angelical de natura.

¡Eterno modelador de misterios!

Mis ojos se cocen en la sal de tu océano,

Mi contemplo etéreo se hace esclavo, 

Del eterno Fuegö de tus soles!

Soy perseguidor de viejas fieras,

Epicúreo seductor de galaxias;

En mi viaje he bailado con Andrómeda,

Y me han impulsado mil colas de cometas.

Todo por alcanzarte!

Todo por tocarte!

Todo por superarte!

En polvo de estrellas he ayunado

Y tu negro cielo Universo, me ha ocultado.

¡No niegues por lo menos, oh gigantesco,

Que jugando a las escondidas muchas risas te he causado!

Por un momento y desnudo, cerraré los ojos en medio de tu campo de hielo,

Para sentir el frío que hasta las cosquillas ha conquistado;

Para así, cuando los abra, pueda ver nuevamente la inmensidad de tu eterno,

¡Sumido en la luz de tus entrañas!

¡Encárgate, oh Dios-Maestro Universo,

Que aquel día cuando muera

Tomes mi alma y la lances alto hacia afuera!

Así podré nuevamente, volar ante ellas,

Para danzar otra vez con las galaxias,

¡Y besar también a las estrellas!

¿Qué tan lejos quedas?




*****




Fuegö, 2011. Micro Epopeyas.