Veo arañas.
Arañas gigantes en mi cara. Hambrientas las veo de mi ser.
Beber mi sangre coagulada. Alimentarse de mi; sedientas!
Licuar lo que quede de mi carne, atragantarse.
Veo arañas gigantes.
Arañas y mil patas negras, lacerantes.
Causando llagas en la piel
Mordiendo, atacando, envenenando.
Gigantes son estas arañas extrañas
Que se estrellan contra la muralla que centella,
Al palpitar de estas tarántulas ¡Macabras!
Como Drácula en Transilvania.
Peludas energúmenas, que se den cuenta;
que no cedan; que nos encierren sedados en seda.
Cedazos colmillos sedientos.
Colmillos de arañas gigantes, violentas.
Veo a estas gigantes pasar sus cuchillas por mi faz.
Intentar matarlas es inalcanzable,
¡Pero no por eso lo dejaremos de intentar!
Convertirnos en cazadores y aguardar.
Cazadores de arañas gigantes.
Arañas disparadas a metralla
Al trágico estrépito atronador del estornudo;
Si por las armas no perecen,
Las acabará la enfermedad.
¡Quid pro quo arañas gigantes!
Pueden destruir nuestro nombre, pero no nuestra identidad.
Cosecharemos patas de arañas mutantes,
Con la guadaña y el puñal,
Haremos leña de sus huesos y lana de sus pelos tiezos.
Erizados de arañas gigantes.
No les temo a estas arrogantes;
Temo que no lo advierta la humanidad,
Que se mantiene ante ellas ignorante
Aunque se las muestren con claridad.
******
Fuegö, 2011. Poesía Tétrica - Lógica Maldita.