sábado, diciembre 31, 2005

Recuerda, Hombre... (2ª Parte)

Así como las blancas palomas vuelan através de infinitos mares del mundo, para llegar finalmente a las arenas blancas del descanso, yo estuve vagando por los infinitos mares de mi mente, para llegar a las blancas arenas de mis recuerdos.

Durante mucho tiempo estuve vagando, caminando en un mundo inconciente, persiguiendo las sombras de mi vida, las que no se dejaban ser capturadas. Por mucho tiempo fui un ente sin pasado, con un presente inseguro, y con un futuro incierto, ya que mi mente, como si estuviera por fuera de mi, se esmeraba por encadenar mis recuerdos, atrapándolos en los más oscuros confines de mi conciencia. Nada me hacía recordar, sólo el perfume dibujaba imágenes borrosas cada vez que lo olía, mas, sabía que algo me hacía falta aun para recordar, pero era precisamente ese algo, lo más difícil de encontrar.

Para ese entonces mi vida se transformó en una misión con dos objetivos: El primero; Lograr trabajar nuevamente en lo que mejor sabía hacer; Perfumes, trabajo que me daría el dinero suficiente para poder lograr el segundo objetivo; Ir a españa, y recuperar a mi amada. Pero he de agregar que ambos objetivos se verían truncados si no lograba antes una cosa; Recordar, si no se sabe lo que se busca, no se sabe lo que se encuentra.

Y mientras mi vida se debatía entre trabajos no muy bien pagados y recuerdos malogrados, fue que me pasó algo, que (y de forma absolutamente inesperada) me haría comenzar a recordar.

Fue mientras trabajaba de barman en un pub que la ví; Era hermosa, y aunque enamorado como estaba de mi amada, había algo en esa mujer que llamaba poderosamente mi atención. Físicamente era alta, de ojos verdes, cabello castaño oscuro, labios carnosos, piel canela, de busto mediano, acorde con su caderas. En fin, los demás detalles no son importantes, porque entre los detalles que acabo de nombrar estaba el secreto, ese que yo tenía que descubrir; Sí, porque yo presentía que había algo en esa mujer, análogo a mi amada, y si lo descubría, ya tendría una pista. Del modo en que la conocí nada más diré, por no tener mayor relevancia, pero lo que si diré es que nos hicimos buenos amigos, cosa cual, yo iba a aprovechar.

Su compañía cierta nostalgia me causaba, la misma nostalgia al ver a los niños "enterrando algo a los pies del árbol en el hospital", por lo que sabía que esa mujer algo de mi amada me haría recordar. Pero, desafortunadamente comenzó a pasar el tiempo, más rápido de lo que yo esperaba, sin obtener el resultado deseado, y eso me entristecía sobremanera, porque no quería tener algo más serio con ella, sin poder recordar a mi amada. Mas, fue lo que quería evitar, precisamente lo que me hizo recordar.

Una tarde en la que estábamos en mi habitación (he de decir que no tenía en ese entonces, para pagar por algo "más") charlando y riendo como siempre, que nuestras miradas se fijaron con ese aire que sólo aparece con el aroma de la pasión, que comienza a encenderse, tras haber estado apagado. El resto es imaginable; Nos besamos profundamente, con la pasión de los amantes perdidos en las sombras del deseo. Y fue cuando a mitad del beso una imagen llegó bruscamente a mi cabeza, un recuerdo que me azotó como el que llegó a mi cuando abrí la botellita del perfume a los pies de mi árbol; Veía una mirada, una mirada que me parecía tan familiar, que de no haber sido por la mujer que tenía en frente, hubiera dicho que era de mi amada, pero todo era confusión, y de nada estaba seguro. Ella notó mi exaltación y me preguntó si me sentía bien, mas mi mente ahora giraba como un trompo, me sentí mareado por unos instantes, y tuve una idea, la mejor desde la creación del perfume.

La tomé de la mano y la llevé hasta donde tenía mi bolso, saqué de él una botellita del perfume y le dije que por favor se pusiera un poco. Pareció molestarse, pero le dije que era necesario y no porque ella oliera mal, traté de explicarle de la mejor forma que mi mareo me permitió, que si ella lo usaba yo recordaría detalles de mi vida, que había perdido. Al hacerlo omití a mi amada por miedo a que se enojara y desistiera, mas salió de su molestia y al oler el aroma, no dudó dos veces y lo aplicó. Al momento de hacerlo, y sentir nuevamente el perfume la tomé y la besé como hacía mucho tiempo no besaba. Al hacerlo el recuerdo que hace un rato tuviera pareció volver, pero ahora totalmente nítido; era una mirada; dos ojos que me miraban. Podía ver esos ojos, y saber que eran de mi amada, la mujer con la que estaba tenía los ojos verdes, y los ojos de mi recuerdo, es decir, los de mi amada, verdes eran también. No podía equivocarme, el recuerdo era absoluto, ya tenía la certeza de haber recordado algo de mi amada, y ahora, no lo iba a olvidar.

A la mañana siguiente y con más calma pude reflexionar acerca de los hechos del día anterior. La mujer con la que estuve me producía cierta nostalgia que ninguna otra mujer me había producido antes. (He de decir que luego de marcharme de la ciudad devastada conocí algunas mujeres, pero con ninguna había sucedido lo recién contado.) Y fue luego de hacerla usar el perfume y besarla, que el recuerdo me abordó de la forma más clara que puedo precisar. Esa situación me hizo pensar que si podía encontrar a otra mujer con la que sintiera aquella nostalgia, y hacerle usar el perfume, me entregaría a cambio un recuerdo, que me acercaría cada vez más a mi amada. El método parecía insostenible, pero yo era sistemático, y no permitiría que mis recuerdos escapacen otra vez.

Así que decidido abandoné esa ciudad y volví a vagar, para seguir buscando. Me asenté en un pueblo un poco más chico que el anterior, pero que según los entendidos, estaba en crecimiento, y se necesitaba gente para su desarollo. Fue ahí entonces, donde pude echar raíces otra vez, y luego de mucho tiempo; En el arte de los perfumes. Con el dienero que ahorré en el par de años, de diversos trabajos que realicé, pude alquilar una habitación, y hacerme de todo lo necesario para la creación de aromas y fragancias. En ese arte yo era dueño y señor, por haberlo aprendido todo de una familia de generaciones en la perfumería. Con mis primeras fragancias hice pruebas en todas las perfumerías del lugar, quedando aceptado en todas. Opté entonces por la que mejor pagaba y mi vida comenzó a mejorar.

Con mi nuevo trabajo y mi nueva reputación, no me era difícil estar cerca de hermosas mujeres, es más, era una cosa casi matemática, que las mujeres llegasen a mí, estando en la mejor perfumería y con modestia, con el mejor perfumero. Mas ninguna me hizo sentir esa nostalgia que luego del desastre, solo había sentido dos veces. No hubieron nuevos recuerdos, lo que comenzó a bajar mi moral, mas, el único recuerdo certero que tenía, lo trabajaba día y noche, para no olvidarlo; Esos ojos verdes...

Ya casi se habían agotado mis esperanzas, y mis ganas de mudarme a otro sitio comenzaban a llegar, cuando una mujer desconocida entró en la perfumería. Era hermosa también, nunca la había visto y su visita (inesperada por cierto) vaticinaba buenas noticias. Me apresuré en ganarla, y atenderla personalmente. Mientas le mostraba los perfumes, le hablaba amistosamente, y en una oportunidad le pregunté que "¿porqué nunca la había visto?", a lo que dijo que era nueva en ese lugar, que se había mudado ahí por las mismas razones que yo, y es que en un sitio en crecimiento, sobran oportunidades. Inmediatamente sentí simpatía por esa mujer, y rápidamente nos hicimos amigos. Ella no era tan alta, tenía el pelo rubio y no muy largo, ojos oscuros, piel blanca, muy suave, un suave que contrastaba con la piel tersa de la mujer anterior, labios finos, de busto un tanto más notorio que el anterior, pero que hacía juego a su cintura y a la armonía de su parte baja. En fin, ella era en síntesis, muy hermosa, y de a poco comencé a ganarme su amistad.

Como en ése pueblo yo era el único conocido de ella, un día quedamos de acuerdo de salir a pasear, oportunidad que evidentemente yo no perdería para sacar de ella, algo más que una amistad. Hicimos de todo lo que gustan hacer los amantes cuando comienzan su vida amorosa; fuimos a caminar, nos tomamos un helado, vimos volar a las palomas, e incluso quisimos ir al cine, pero aun no terminaban de construirlo, por lo que la idea fue reemplazada por un atardecer en el parque. La cursilería de aquella tarde era proporcional al grado de satisfacción que su compañía me brindaba. Rápidamente comencé a sentirme capturado por esa mujer, y de a poco comencé a darme cuenta que esa nostalgia volvía.

No quería tener nada sexual con ella, ni mucho más. Era el recuerdo lo que yo quería, y para evitar tener que conocerla aun más, astutamente aproveché ese grato momento a la luz del arrebol primaveral, que con su tenue salmón en el cielo, hizo más que perfecta la oportunidad. le dije: "...Éste perfume tiene especial significado para mí, no se encuentra ni en la más sofisticada perfumería del mundo, porque lo hice yo, con mis propias manos, para que lo usara una persona que era la más importante para mí. Pero como esa persona ya no está en mi vida, y tú eres la única persona que me acompaña en éste momento, yo te lo obsequio..."

Me miró incrédula, pero su vacilación duró solamente hasta que abrió la botellita y hubo olido el aroma. Al hacerlo, y aplicarse la fragancia, cerró los ojos, y acto seguido me tomó como por instinto y me besó apasionadamente. Durante lo que duraba el beso, otra vez sentí mi cerebro elevándose hasta el punto de ebullición, casi pude ver las neuronas desordenadas tratando de precisar una imagen desorvitada, que la situación le provocaba. Casi domenzó a dolerme la cabeza cuando por tercera vez, sentí esa explosión en mi mente; Un nuevo recuerdo había sido obtenido. Sí, era esos labios, finos, suaves, delicados, lo que me besaban son más contemplación, ayer era una desconocida, y hoy mi amada... ¡NO!, voy a volverme loco...

Abrí los ojos para asegurarme y quise ver sus ojos verdes, pero no, ella tenía los ojos negros, una confusión extrema azotó mi cabeza y bajé la vista; ví sus labios, esos labios que hace unos segundo me habían besado de forma súbita, y que de forma súbita dejé de besar. Si, eran los labios de mi amada, mas no sus ojos... todo era confusión, ¿quien era esa persona que estaba en frente mío? ¿qué pasaba en mi mente? ¿me estaba acaso volviendo loco? Cuando sentí el abandono de mi racionalidad, fue que lo recobré al sentir una voz, que no era la de mi amada, porque su voz nunca me permití olvidar. Mas esa voz que me hablaba, me sacó de mi prisión mental.

"¿Estás bien?", me dijo, y cuando la miré otra vez a los ojos supe con quien estaba, traté de respirar un poco, pero el perfume estaba ahí y para no irse. Creo que su aroma me ahogaba, había obtenido un recuerdo, pero la forma fue mucho más agresiva que las veces anteriores. Todo era desorden, miré sus ojos negros y supe que no era mi amada, porque ella tenía los ojos verdes, pero usaba su perfume y tenía sus labios... Traté de apartar la vista... "¿Estás bien?" volvió a preguntar, y era evidente que no lo estaba, me sentía mal, mareado completamente y turbado hasta casi desmayar.

Desperté con un dolor de cabeza horrible, estaba en mi habitación y trataba de analizar lo ocurrido, recordé la escena en el parque, y recordé como había terminado. Aunque no todo era claro, me ví llevando a mi amante a su casa, o quizás ella me llevaba a mí... todo era confuso. Deseché ése recuerdo y lo reemplazé por uno mejor; Labios rojos, finos y delicados. Si ahora ya tenía una idea de mi amada; Recordaba su voz, sus ojos y sus labios, mi cabeza comenzó a relajarse y estructurar a mi amada, comencé a soñar con el reencuentro y me sometí al más placentero de los estados. Pero de pronto me puse a pensar en la forma que esos recuerdos habían llegado, de la manera en que los obtuve y me sentí traidor, me sentí desleal, y aun más, me sentí esquizo; aceptando esa forma enfermiza de recordar. Vi con morbosidad la llegada a mi mente de tales recuerdos y sentí el estado más mórbido de mi mente, al encontrarse con esos recuerdos, despertados a la fuerza, y traidos en su contra. Pude reconocer el daño en mi mente y luego de meditarlo, y con morbosidad, lo volví a aceptar.

Yo era sistemático, sí, mas ese orden que había adquirido amenazaba con destruirme, pero, si era ésa la única forma de recordar, tenía que aceptarla: El plan ya daba sus frutos.

Así comenzó otra etapa en mi vida, una etapa semi enfermiza entre la locura y la razón, y todo por recuperar a mi vida perdida, que me traería de vuelta a mi amada; perdida también.

El como evolucionó mi técnica de recordar, y la forma en que luego perseguí lo último que no se dejaba alcanzar, son cosas de las que en ésta ocación, nada más diré. Aunque aquí estará el desenlace frío, recién sacado del congelador, llamado conciencia, fría como el olvido de un ser amado, qu se trata de recordar...


*************************

Kast 06.



miércoles, diciembre 21, 2005

Recuerda, Hombre...

"Memoria minuitor... Nise eam exerceas".
(La memoria disminuye... Si no la ejercitas)
-Voz latina-


***************************************************************


Fue el día más horrible de mi vida, aquél terremoto devastó completamente la ciudad; devastó completamente... Mi vida. No es algo que me enorgullesca recordar, habiendo tantas cosas hermosas de las que si me quisiera acordar; Mas, no puedo. Ya lo sabrán...

**************

Me es difícil recordarlo todo con claridad, así que trataré de comenzar por el principio. Fue en la perfumería de mi padre donde yo la vi, éramos niños, se suponía que a esa edad no sabíamos nada del amor, pero cuando la vi, supe inmediatamente que la amaba, y algo me decía que ella a mi, también me amaba. Creo que su padre era amigo del mío, pero eso no es de importancia, lo que importa es que esa amistad creó otra, una nueva amistad, con la inocencia por emblema.

Pasábamos todo el día juntos; como nos pusieron en la misma escuela yo podía ir con ella y regresar con ella, para seguir juntos el resto de la tarde. Si, era maravilloso poder contar con tan grata compañía, eso lo recuerdo a la perfección.

Conforme pasaban los años nuestro amor se hizo más grande, y ya no como un amor de niños, no como un amor de amigos, ahora como un amor declarado de amantes; de enamorados. Para celebrar nuestro primer año estando juntos ya como pareja, quise ofrecerle un regalo único, un regalo que sólo ella iba a usar, y que sólo yo iba a poder disfrutar. Como había aprendido de mi padre el arte del perfume, comencé a trabajar incansablemente en crear una fórmula exclusiva, que sólo una mujer podría usar; Mi mujer.

Demoré bastante en crear esa maravillosa escencia, buscando cada ingrediente, mesclando cada fórmula, atrapando cada aroma; tenía que ser perfecta. Cuando la terminé, sabía que había creado el aroma, que revolucionaría mis sentidos, una vez estando, en la piel de mi amada. Cuando obtuve la primera botellita, guardé en una caja de madera de alerce una pequeña porción de la pósima, y una copia de la fórmula, para entregársela a ella, en alguna ocación oportuna. El lugar que elegí fue nuestro árbol, al cual íbamos a jugar cuando éramos más chicos. En la caja en la cuál cuidadosamente guardé aquél tesoro puse además tierra seca, para conservar el contenido por mucho tiempo; no podía estropearse, ese perfume era mi máxima creación, creado para ser usado por mi máximo amor.

Cuando ella lo usaba, su belleza y su aroma se juntaban, probocándome una catarsis de sentimientos, una explosión de pasión y un desenfreno de emociones, que nada podía controlar, y aun así; que yo no quería controlar.

¿Porqué explico todo esto? creo que tendrán suficientes explicaciones en el transcurso de ésta historia, y suficientes razones por lo demás, para seguir leyéndola...

*****************

Cuando llegó la catástrofe, yo no me encontraba con ella, lo recuerdo, porque yo estaba saliendo de una tienda, creo. Todo me es confuso cuando de ese recuerdo se trata. Me puse a caminar para ir a mi auto, cuando comenzó, era el movimiento más infernal que hubiera podido presenciar; el pánico se apoderó de mí, pero traté de conservar la calma, llegué precipitadamente a mi auto, y cuando logré hacerlo partir, y salir a la calle, todo era un caos, mis ojos aterrorizados jamás han vuelto a ver una situación más horrible que aquella, una ciudad derrumbándose como una torre de papel... La gente corría desparramada de un lugar a otro, sin ningún orden visible, los autos casi volaban para salir del caos y en su huida aplastaban a cuanto desesperado se pusiera en frente. Traté de salir del lugar y fué cuando todo se volvió oscuro, no sé si un auto me chocó brutalmente, o si un poste cayó encima del mío, lo claro es que mi día terminó ahí.

Cuando desperté estaba en un hospital, o al menos eso parecía, las paredes agrietadas daban más aspecto de casa embrujada que de hospital, había dolor por todas partes, incluso en mí. Tenía la cabeza vendada, sentía un fuerte dolor en la parte occipital de la misma, y mis recuerdos comenzaron a trabajar esforzadamente para retener alguna imagen; No, no sabía que hacía ahí, me costaba trabajo recordar algo, cuando lo hacía no podía precisar si efectivamente era un recuerdo, o era parte de mi imaginación maltratada.

Al día siguiente hubo más calma, fue ahí cuando recibí respuestas, me contaron lo del terremoto, me dijeron lo que tenía en la cabeza, y me dijeron mi nombre. Cuando supe lo del terremoto recordé lo que les conté hace unas líneas atrás, cuando supe lo que tenía en mi cabeza de mi cuenta de la gravedad del problema, mi memoria andaba mal, muy mal. Y cuando dijeronme mi nombre, pude recordarla... Si; a ella. Fue el recuerdo más hermoso que tuve luego de ese infierno, Y quise ir a buscarla, más no recordaba donde, ni como. Trabajé con mi mente durante toda mi estancia en el hospital para lograr un esbozo de recuerdo, no avanzaba mucho, pero lo que avanzaba me servía, Recordé el perfume; "La escencia única", tan única que me llevaría de vuelta hacia mi amada. Pregunté en el hospital si se habían salvado mis cosas, sabía que en mi bolso tenía una botellita y de recuperarla, el aroma me haría recordar. Si, tenía que recuperar esa botella, tenía que recuperar a mi amada.

Pero no, hay veces que el destino es una porquería, fui ingenuo al pensar que en medio de una catástrofe alguien se iba a preocupar por un bolso, si a penas habían podido sacar al moribundo del interior del auto estrellado.

Estaba atrapado en ese hospital, en esa cárcel que nada bueno me causaba, que sólo desesperación me traía y de nubes llenaba mi mente. Cuando me sentí mejor pude salir al patio, me dijeron que si seguía así podrían darme el alta en unos días. El patio no estaba mucho mejor parado que el hospital, el terremoto había sacado todos los árboles de raiz, y muchos obreros trabajaban laboriosamente por sacarlos de ahí, o incluso, volverlos a plantar.

Mas uno de los árboles quedó en pie, era frondoso, de gran tronco, y de nobles ramas que bien podían sujetar a 10 hombres grandes, el terremoto no pasó por encima de ése árbol, lo respetó, lo dejó en pie. vi a unos niños jugando en él, esa imagen cierta nostalgia me causó, y no sé si por el árbol, o por los niños jugando en él; Quizás eran ambas cosas... Mi memoria no avanzaba mucho.

Pero fue, cuando casi perdía toda esperanza, que lo recordé. En el momento en que los niños realizaban la tentativa de esconder algo a los pies del árbol fue cuando recordé mi propio árbol; Nuestro propio árbol, en el cual hacía un tiempo había escondido una botellita y una copia de la receta de mi pósima del amor. Si, ése árbol era casi tan grande como el del hospital, seguramente había sobrevivido a la catástrofe.

Cuando por fin dieronme el alta, y pude salir a la calle, me di cuenta, y ahora de verdad, de la magnitud del daño, la ciudad estaba desmoralizada; estaba destrozada. Vi el dolor en cada calle en la que caminaba, la muerte a cada paso que avanzaba, el pánico, con cada latido de mi corazón, mi propio pánico al saber que mi amada se encontraba en la ciudad el día del caos, y no saber si había sobrevivido. Mi desesperación aumentaba al no poder recordar con claridad siquiera donde yo vivía, asi que comencé a buscar pistas; Cada casa aunque destrozada que pudiera recordar, cada almacén, cada persona, todas esas pistas, comenzaron a relatarme el camino de regreso a casa. Sabía que si encontraba mi casa, encontraría el árbol, por estar en la parte trasera de la misma. Y sabía que si no encontraba mi casa por estar destrozada, vería de todas formas el árbol, estaba claro, no podía perderme.

Luego de vagar por las calles un día casi entero, me encontré con una mujer que pareció reconocerme, me dió el pésame, y me dijo que lo sentía; Mis padres habían muerto.

La locura casi me invade completamente, además de perder a mis padres, mi casa había desaparecido por completo, lo supe porque la mujer llevóme de vuelta, y pude contemplar la escena. Era más horrible de lo que mi maltratada mente podía imaginar. Me hundí en el más triste de los abandonos, no podía encontrar a mi amada, y mis padres habían muerto. Así que aferrándome a mi última esperanza di un rodeo a los escombros y fue cuando vi la sombra imponente que se dibujaba delante del sol del atardecer, una sombra delante mío, que hacía el ademán de abrazarme en su protección, ahí fue cuando mis recuerdos comenzaron a moverse por instinto, y por instinto también me acerqué a la sombra, y como un niño que abraza a su padre luego de años de ausencia, yo abracé a mi árbol, ahora, mi única compañía.

Luego de permanecer aferrado a él durante unos minutos, sequé las lágrimas que caían de mis doloridos ojos, y casi como si el mismo árbol me lo indicara me puse a remover la tierra que estaba justo debajo de mis pies. Luego de unos instantes de escarbar la tierra con mis manos, y romperme las uñas, ellas se toparon con un obstáculo, algo duro, como la madera de mi árbol, pero más húmedo. Saqué ese obstáculo que me había hecho sangrar los dedos y lo reconocí inmediatamente; era mi cofre, era la llave para abrir la puerta de mi memoria. Cuando logré abrirlo y sacar su contenido, me di cuenta que la tierra que tan diligentemente había puesto para mantenerlo en buen estado, había cumplido su labor a cabalidad, guardé celosamente la receta y procedí a abrir la tapa de la botellita.

Cuando sentí nuevamente ese aroma único el recuerdo que llegó a mí me atropelló en la más brusca de las formas, tan brusco fue que me pareció suave, al deletrear cada imagen en mi mente. Recordé muchas cosas, y las memoricé; resultaba el método, mas no tanto como yo hubiera esperado, aun había algo que no recordaba, y era la forma física de mi amada, me costaba trabajo recordar su figura, su pelo, su color, sus ojos, su estatura, algo me hacía falta, y eso me enloquecía, por que recordaba su voz, recordaba sus pensamientos, recordaba su amor, y recordaba ahora y más que nunca, su perfume. Traté de calmarme, di una media vuelta y entre la oscuridad de la noche vi las ruinas de lo que fuera mi casa, me acerqué a ellas y vi con tristeza que todo había caído, imaginé a mis padres caer ahí también, puse los pies "dentro de mi casa" y aunque estaba oscuro, pude darme cuenta que había una pared que no había caído. Habían pasado ya muchos días desde la catástrofe, la ciudad estaba en reconstrucción y mucha gente se estaba mudando de ahí, las faenas de demolición y reconstrucción aun no llegaban a ésta parte de la ciudad, por lo que pude ver esa pared, casi milagrosamente en pie.

Cuando pude acercarme y apreciarla mejor, (aunque la oscuridad no me permitiera ver los detalles) pude determinar que se trataba de la pared mi habitación, por el sentido que llevaba y la ubicación que tenía con respecto a la calle, (visible ahora, desde cualquier punto de mi casa) asi que como no tenía donde ir, me apoyé en contra esa pared (que como dije era la de mi habitación) y como había estado en movimiento y sin comer nada durante todo el día, el cansancio y la fatiga, hicieronme dormir profundamente.

A la mañana siguiente el sol me despertó, era temprano, y cuando me puse en pie, pude ver los detalles de la pared que la noche anterior, la oscuridad me habían prohibido. ¡Imagínense mi impresión al ver lo que estuvo conmigo toda la noche a mis espaldas!. Cuando vi las letras, supe de inmediato que ella había estado ahí, era su caligrafía, era obio, ¡ella si había sobrevivido!, y al no encontrarme escribió ese mensaje en mi pared, de paso, la única que había quedado en pie. Mas la alegría duró poco, al ver con amargura lo que estaba escrito en el muro:

"Amor mío, no puedo saber desde aquí si has sobrevivido, ésta angustia está matándome y la deseperación por no saber donde estás, se incrementa con saber que nos mudamos de aquí.
Mi familia y yo nos vamos del país, dicen que vamos a españa, a una locación llamada "manises", donde mi padre tiene unos negocios, no se exactamente donde estaremos, ni por cuanto tiempo, pero creo que ellos no quieren volver, tampoco sé si tu has sobrevivido y aun menos si seguirás aquí una vez que ésto acabe, pero te juro por nuestro amor que nunca te olvidaré, y que donde quiera que esté, te estaré esperando..."

Era claro, con mi amada en españa y yo aquí, solo, desterrado, quebrado económicamente, y con un problema en mi memoria, resultaba casi imposible un reencuentro, pero yo no pensaba igual, sabía que si me esforzaba, podría alcanzar nuevamente la cima en el éxito; sabía que si me esforzaba, podría alcanzar nuevamente, la cima de mis recuerdos; y aun, sabía que si me esforzaba, podría alcanzar nuevemente a mi amada, la máxima de mis cimas.

Tenía que empezar de cero, al igual que ésta malograda ciudad, y para hacerlo, no lo haría aquí, ahora comenzaba una historia paralela por llegar a ser otra vez, lo que un tiempo fue, tenía que buscar a mi amada y para hacerlo, necesitaba progresar, asi que decidido abandoné la ciudad, y pasé por cada poblado, estableciéndome a cortos plazos, trabajando en la más variada clase de empleos, para así ganar mis primeros frutos, sabía que si lograba reunir lo suficiente podría comenzar luego a trabajar nuevamente en permfumes, el mejor arte que pudiera realizar, y que me regresaría casi, a mi vida anterior.

Fue de esa forma que comencé a escalar, pero el modo en que comencé a recordar mi vida pasada, para acoplarla a mi vida nueva, es algo que no contaré en ésta ocación, pero ya pronto lo sabrán... No lo olviden...


***********************

Kast 05.